martes, 4 de mayo de 2010

La mañana


Nada pasará. Está solo. Se despierta y está solo. Sangra una voz que fluye ácida en cada sílaba. El aire de la mañana sigue allí. Es el mismo de la noche pero otro, luminoso, audaz, es el mismo aire respirado. Se mira en ese aire, se reconoce, se hace perdurable en el goce de saberse. Recuerda a Salinas:” Cuando digo alta…” Y duerme. Ha despertado.

1 comentario:

  1. Como siempre, y para siempre: un Miguel ángel Gavilán que expresa su genialidad literaria sin claudicaciones. Te conocí por la poesía (¡tan jovencito); tu prosa es delicada, penetrante, "satén cereza". ¿Cómo no amarte? ("Por tus palabras serás conocido").Mis auténticas felicitaciones. Rosita Fasolís.

    ResponderEliminar