viernes, 11 de junio de 2010

Olvidar


No hay nada más humano que olvidar. Olvidar el color de alguna ropa, la fertilidad de la tierra, el lado fresco del mar, el peligro y la caída imposible cuando otro está para sujetarnos. Curiosamente, nos olvidamos del sabor de los besos pero no de la música que los precipitó una noche; no podemos recuperar el gesto del abandono pero sí el color del banco donde nos desengañamos para siempre. Cuesta trazar en los ojos la realidad próxima de un duelo pero en cambio hay mucho tiempo para la repetición de las lágrimas. Todo es olvido, si. Pero a la vez es otra instancia del recuerdo. Porque desde la imagen de esa que se fue, vuelve la imagen de la que nunca estuvo; porque desde la inocencia que se dejó en algún zaguán, perdura la valentía que se juntó para dejarla; porque desde cada muerte en el corazón, la brisa agita rosas en el parque.
Habría que ver dónde copula lo olvidado; dónde teje su cinta invisible aquello que de pronto se fue de nosotros o aquello que preferimos que partiera.

1 comentario:

  1. Me ha resultado un texto hermoso Miguelo. Este decir tan personal es lo que me encanta de tu literatura.

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