lunes, 12 de julio de 2010

Cambios


La estación se transformó en bar. Los ferroviarios de aquellos días trocaron en mozos atentos que trabajan y sonríen por propinas. Un par de niños, que ayer robaban remaches para jugar con gomeras, hoy miran vidrieras luminosas o posan para sus quince años en la fuente. Sin embargo a la noche, cuando se termina la luz, un ruido viejo de motores, respira entre los escaparates de ropa cara.

1 comentario:

  1. Un relato que pinta bien, me parece que es para seguirlo, con esa atmósfera poética y evocativa, jugando con los tiempos...podría haber alguna historia allí. Saludos.

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