El hombre se acostó temprano. Soñó con fuego, con animales saliendo del mar, con otros hombres luchando en sueños con la muerte.
Al despertar aún era de noche; la luz que entraba por las ventanas era líquida como sus imágenes, teñía las cobijas con sal, se diluía en el yodo blanco de escarcha.
Extendió el brazo en la oscuridad de las sábanas y tocó algo tibio. Pensó en cenizas.
O en mares retirándose de la costa.
Me hizo recordar a "Todos los fuegos el fuego". Bello relato, con esas pausas necesarias para estimular las atmósferas de cambios. Abrazo.
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