sábado, 24 de julio de 2010

Poemas de Silvia Braun


Anaïs Nin, en el tomo IV de sus “Diarios”, dice algo que me encanta:”Lo que tiene que decir el poeta es tan frágil como la nieve, pero tan poderoso como el diluvio”. Tu poesía Silvia se corresponde hermosamente con esta afirmación rotunda. Las protagonistas de tus poemas componen poderosos y a la vez frágiles arquetipos románticos. “Tus mujeres”, a las que le fabricás una piel, unos ojos, una alegría deshojada en sexo, son aproximaciones a un absoluto: La mujer. En tu blog (www.braunsilvia.blogspot.com) acompañado de hermosas fotos impúdicas y discretas, se devela el desconcierto, el anhelo de presentar esa mujer que, por imposible, se vuelve verdadera.
Leo tus poemas y se me aparece otra Silvia. No la narradora de historias inconfesables, de amores abruptos más allá de la memoria, de señoras que son tan señoras. Otra. Una llena de campanas, de arrebatos, de locas marejadas en un mar de cobijas y pasiones.
Vos decís:”Hasta/ que no me/desnudes/seré otra” o “Hay una sombra/En mi memoria/Que oficia su eterna reverencia/En el vacío exacto/De la herida”.
En tu poesía hay una femineidad rota que la palabra reconstruye, una identidad perdida que la cama no completa. La voz anunciadora, tu voz, anhela ser la que no es pero al mismo tiempo no dejar de ser ella misma. En esa dualidad perenne, armás otras “Silvias” y las derribás. Entre los fragmentos de tu destrucción, das vida a nuevos femeninos destruibles. “Amaso la mitad de la mujer/Que me mira./La nazco de barro/Con ojos de topacio/ Y boca de cencerro./La modelo una vez más./Acabo el filo de sus cejas/El ángulo izquierdo del ojo./El barro reluce./Mis manos estallan/Sobre sus senos/Arqueo su cintura/Envuelvo el pubis/La cadera/Las columnas de sus muslos/Encadeno los tobillos./El barro cruje/Se parte/Se resiste/Se encabrita./El cuerpo se tensa/Se endurece/ Se retuerce./Y me decido”
¿A qué te decidís amiga mía? ¿A ser vos, la que crea, o a ser definitivamente otra que te habita?
Me gusta tu poesía por lo que elude porque al no decir, ese silencio habla por demás, perfila lastimaduras interiores, es desprotegidamente humano.
Siempre estamos viendo el mismo atardecer querida Silvia. Aunque alguno se nos antoje más hermoso que otro. Siempre escribimos el mismo gesto de palabras: un único poema de por vida; una vida en un solo poema.

1 comentario:

  1. Gracias por visitar mi blog. Hoy lo he hecho yo con el tuyo y me he llevado una grata sorpresa por la sensibilidad que demuestras en tus palabras, en tu forma de contar. Seguro que seguimos visitando estas "casas de todos" que son los blogs que nos sirven para dar a conocoer esta pasión que es la escritura. Un abrazo que cubra el mar que nos separa. Beatriz Berrocal.

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