sábado, 4 de junio de 2011

Pandora


La llevaron a la sala y le mostraron el cofre.

-Esto es tuyo. La abuela lo dejó para vos-explicó su padre aún consternado por el duelo. -No tenés que abrirlo nunca.

La tentación suele convertir en deseo puro cualquier trasto inútil. Por eso la niña, que tuvo por un tiempo el regalo de su abuela sobre la cómoda, se pasaba el día mirándolo, por momentos indiferente, por momentos intrigada. Paseaba los ojos por la cerradura afiligranada de flores, demorándose en los relieves de piedra o en los tritones de cobre que decoraban las punteras. Bastaba que ella tocara los cantos de mármol para que el rechazo de lo prohibido le electrizara la mano. Rechazo que se fue volviendo cada vez más débil conforme la premura de saber se le iba metiendo entre los ojos y el cabello rojizo.

Una noche decidió cometer el acto atroz que la volvería desdichada para siempre. Con lentitud giró la llave, levantó la tapa y expuso al aire todas las atrocidades del mundo que salieron disparadas del cofre en forma de mariposas blancas.

Cuando la última se perdió en las sombras de la pieza, la niña se asomó al interior. Allí, en el fondo, aplastado por el peso de tanto daño, brillaba un cuaderno de tapas doradas. Con la imprudencia propia de las curiosas, lo sacó y hasta el día de hoy escribe en él su historia. Se ha vuelto ahorrativa la muchacha. Sabe que la esperanza se va con cada página escrita y que ni bien termine todas las hojas del cuaderno, ya no le corresponderá creer en nada.

Sin embargo, la apasiona garabatear la misma historia una y otra vez en los renglones de oro. Es la de una niña a la que su abuela le dejó un cofre con la orden de no abrirlo nunca.

2 comentarios:

  1. lo prohibido atrae!!
    Creo que nos pasa a todos cuando somos niñós...y aún de grandes jaja!!
    Un gusto pasar por aquí, vengo desde twitter y ya te sigo en ambos lados!!

    Saludos desde Uruguay!!

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