miércoles, 23 de junio de 2010

Espaldas


Mi espalda se apoya en la tuya. Los dos vamos por la vida mirando al revés la realidad. Yo miro cierto lo que recién se presenta. Vos lo recibís ya visto, contaminado por mis ojos y por mí. Así se rebautiza el calor del verano que nos roza los hombros o el aire y la tersura del mar entre las manos.
Siento que no sabemos quien es el primero en ver el mundo. Siento que vos lo inaugurás después de mí para dármelo de nuevo con tu presencia. No sé juzgar, no sé abrirte de mí para imaginar tus artimañas. Vivimos siempre de espaldas vos y yo. Casi que ni nos vemos.

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