viernes, 13 de agosto de 2010
Fotos
Un hombre se dejó en la cinta del sobrero una foto de mujer. Caminó por todas las calles de la ciudad, enfrentó vientos de polvo y lluvias copiosas pero la foto nunca se le salió de lugar, parecía no querer moverse de allí, un cartón bajo el sol y el apuro, un retrato de la misma voluntad. Cuando llegó a la casa, su mujer había preparado un pastel de frutillas, sin merengue puesto que él odiaba lo muy dulce. Tomaron el té en silencio. Él mojó un trozo de torta en el líquido dorado; ella se secó los labios con la servilleta de lino crudo. Cuando terminaron de comer ella advirtió la ausencia y le dijo:
-Hablaron de la tintorería para decir que el sombrero que te pusiste no es tuyo, es de otro cliente, que lo retiraste y ellos no advirtieron el cambio, que sin falta lo devuelvas hoy porque el dueño podría molestarse.
-Qué raro-dijo el hombre-la foto parecía la misma.
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Ja! muy bueno, sorprendente final. toda una atmósfera esa descripción de la merienda. Abrazo.
ResponderEliminarMe imagino la cara de la tipa secandose los labios con la servilleta... mirando al tipo con la foto...
ResponderEliminarSaludos!